La historia de Viena se ve enriquecida por una ciudad señorial con edificios extraordinarios y verdes parques que, junto a excelentes cafeterías, la convierten en una de las ciudades más hermosas y elegantes de Europa.
Orígenes de la ciudad de Viena
Los primeros pobladores de esta tierras fueron los celtas en el año 500 a.C. Sin embargo en el siglo I a.C, llegan los romanos quienes la sumaron a su imperio otorgándole el nombre de Vindobona, es decir, ciudad blanca.
Simultáneamente, edificaron un castillo que luego llamaron La Panonia, con la finalidad de que sirviera de defensa para la región. En los tiempos de Caracalla, Vespasiano la escoge como sede de la Legión XIII y en ella muere el emperador Marco Aurelio.
Debido a su ubicación en el Danubio, estuvo involucrada siempre en constantes peleas con los pueblos alemanes. No fue sino hasta el siglo V, cuando cayeron en manos de los avaros, que reinó la paz en esas tierras.
Para finales del siglo VIII, Carlosmagno logró la victoria sobre el castillo la Panonia, haciéndola parte de su imperio y nombrandola Marca del Este, acontecimiento que fue considerado como el origen de Austria; no obstante, no fue sino hasta el 996 cuando se le empezó a llamar así.
Los Babenberg en Viena
Debido a su ubicación estratégica y la sólida economía entre Venecia y Alemania, la pudiente familia de los Babenberg se vieron cautivados por esta región, logrando que Otón II les concediera el dominio de la Marca. Asimismo el primer duque, Leopoldo I el Ilustre, logró que Viena no dependiera de los húngaros.
En el 881, en las guerras de las Cruzadas, Viena jugó un papel importante y su nombre aparece por primera vez.
Para 1156 la capital de Pochlarn es transferida a Viena por el duque Enrique II Jasomirgott. Desde ese momento la ciudad comienza una era de importante desarrollo económico y se transforma en el núcleo comercio de la sal, el cobre y la plata entre Italia y Oriente.
Viena fue declarada ciudad imperial en 1237 y en 1246 el emperador de Austria la entregó como reino hereditario a Federico II el Belicoso.
Los Habsburgo en Viena
Luego de que Federico II, sin ningún heredero, muriera en una batalla contra los húngaros, la dinastía de los Babenberg desapareció. De inmediato comenzaron las disputas por el trono de Austria entre Bohemia y Habsburgo.
Ganado dicha contienda los Habsburgo, se inició la dinastía con más poder en la historia de Europa y cuyo poderío duró desde 1278 hasta 1918.
A lo largo de dos siglos la cristiandad pasó a ser el bastión de Austria contra el imperio otomano. Se vio envuelta en fuertes ataques perpetrados por los turcos en dos oportunidades, una en 1529 y otra en 1863 por el gran visir Kara Mustafa.
En 1863 se derritió el Pummerin; la campana de la catedral de Viena, para celebrar la victoria sobre el segundo ataque de los turcos, quienes abandonaron sus cañones y se fueron.
Viena empezó a cambiar favorablemente, mientras duró el gobierno de los emperadores Leopoldo I y Carlos VI la ciudad estaba más bella; y el estilo barroco y la música se apoderaron de la ciudad.
Luego de la muerte de Carlos VI, se dio la Guerra de Sucesión, que le permitió a su hija la emperatriz María Teresa de Austria tomar el poder.
La historia de Viena, Maria Teresa y José II
Durante los cuarenta años que duró el mandato de Maria Teresa, ésta inició importantes cambios en el proceso administrativo; redujo el gobierno central y acortó el poder de sus estados. Implementó el asentamiento de tierras y con él aumentó las recaudaciones.
Además estableció el reclutamiento obligatorio y estructuró el ejército y persiguió a judíos y protestantes.
Sin embargo José II, hijo de María Teresa, un loco amargado, derogó todas las reformas impuestas por su madre.
Abolió la esclavitud, quienes después comenzaron una rebelión; impidió el éxodo de los protestantes; anunció la igualdad social, el matrimonio civil y ablando la rudeza de las penas. Además eliminó el poder papal y aprobó la libertad de cultos.
En 1773, echó a los Jesuitas y tal fue el descontento, que los países bajos se independizaron y amenazaron con protestas; su gobierno terminó en 10 años, acabando con una buena parte de sus reformas.
El Imperio de Austria
Napoleón ocupó Viena en 1809, luego de vencer a los austriacos en la batalla de Wagram. Sin embargo, para 1813 Napoleón es aniquilado y se instala el Congreso de Viena de 1815. Austria inicia su restauración y consigue mantener el poder en Europa.
En 1848 las tropas del Imperio aplastaron la Revolución, fue entonces cuando se nombra a Francisco José II como nuevo emperador, el cual estuvo acentuado en la conservación de los valores imperiales.
En 1867 Austria y Hungría realizan el pacto de igualdad que se firmaría en el famoso Compromiso de 1867 y Viena pasa a ser la capital del nuevo Imperio.
La ciudad siguió creciendo culturalmente y su territorio no dejó de extenderse. En 1873 se construyó el Teatro de la Ópera, para festejar que la ciudad había sido escogida como sede de la Exposición Universal.
Viena, y su historia como capital de la República de Austria
Luego de la Gran Guerra, el país de Austria quedó en la ruina y sus territorios fueron divididos. Así pues, para 1919, se origina la República de Austria y la ciudad de Viena se convierte en capital de ese diminuto estado.
Luego de los fuertes bombardeos recibidos durante la II Guerra Mundial, Austria queda casi destruida y se incorpora III Reich; quedando dividida en cuatro sectores, los cuales fueron gobernados por cada uno de los poderes vencedores.
Austria alcanzó su independencia decisiva y se declaró neutral en 1955, luego de que los cuatros poderes abandonaran las tierras.
Gracias a su posición neutral, Viena se ha convertido en sede de una gran cantidad de discursos internacionales y de innumerables organismos de la ONU. En la actualidad esta ciudad se mantiene gracias a los congresos, las sedes internacionales y del turismo.